Predominio plutocrático (1912-1924) 

Luego de la fase revolucionaria, la etapa 1912-1925 fue de predominio de la oligarquía liberal. Pero al mismo tiempo se fueron incubando las condiciones que determinarían su caída. Primero se dio la revuelta en el medio rural de la Costa; luego, ya en los años veinte, estalló la agitación urbana. Los sectores medios, que habían crecido con la burocracia y el comercio menor, pugnaron por participar en el poder.
Las organizaciones obrero-artesanales, cuyo desarrollo a principios de siglo fue intenso, reivindicaban sus derechos. La guerra europea y fundamentalmente el triunfo de la Revolución soviética fueron el marco externo de influencia político-ideológica. En su segunda administración, que se inició en 1912, Leonidas Plaza logró un cese de fuego con la Iglesia, a cambio de estabilizar las reformas sin ir más adelante. Buscó un consenso de oligarquías, haciendo incluso importantes concesiones al latifundismo serrano. Entregó, cada vez más sin mediaciones, el control directo del poder político a la todopoderosa banca guayaquileña, especialmente al Banco Comercial y Agrícola. Plaza y su sucesor, Alfredo Baquerizo Moreno, tuvieron que afrontar la insurrección montonera del coronel Carlos Concha, abanderado del alfarismo radical que movilizó por más de cuatro años al campesinado de Esmeraldas y Manabí. El gobierno de José Luis Tamayo, alto representante de la plutocracia guayaquileña, coincidió con el agudizamiento de una crisis de la producción y exportación cacaotera. Como secuela de la depresión de posguerra registrada en los países capitalistas centrales, los precios del producto cayeron abruptamente en el mercado mundial y se dio una sobreproducción de fruta, al mismo tiempo que azotaron varias enfermedades y plagas. Por añadidura, las plagas destruyeron las plantaciones.
De 1918 a 1923 el auge de exportación se vino abajo. Los comerciantes y banqueros usaron su control político para imponer medidas económico-monetarias que trasladaban el peso de la crisis a los trabajadores. Una coyuntura de agitación social culminó el 15 de noviembre de 1922, cuando la protesta popular fue sangrientamente reprimida en las calles de Guayaquil, con saldo de cientos de muertos. Fue el “bautismo de sangre” de los trabajadores organizados. 
Cuando en 1924 llegó a la presidencia Gonzalo Córdova, la etapa finalizaba. El liberalismo había perdido su base popular, la reacción conservadora acumulaba fuerzas para lanzarse a la revuelta, la crisis económica no se superaba, el descontento estaba en todo lado. Córdova fue derrocado el 9 de julio de 1925 por un golpe de militares progresistas.

Add

My Instagram