La cultura decimonónica 

Durante el siglo XIX, aun con los cambios políticos, en varios aspectos de la cultura popular y en la vida cotidiana se dio con fuerza la continuidad de la sociedad colonial estamentaria y tradicionalista, dominada por la religiosidad, el racismo y la discriminación a la mujer. El pensamiento liberal, que enfrentó al conservadurismo, fue un desafío creciente a esa realidad, pero solo logró imponerse a fines de siglo. En el seno del pueblo, entre mestizos, cholos, montuvios, indígenas y negros se mantuvieron y desarrollaron rasgos culturales que preservaron sus identidades y buena parte de lo que hoy consideramos como patrimonio común. La cultura oficial del naciente Ecuador se desarrolló con los caracteres elitistas y regionales de la sociedad toda. La débil identidad nacional criolla se expresó en el pensamiento, la literatura y el arte. En las primeras décadas de fundación del nuevo Estado, justamente en la primera mitad del siglo XIX, prevaleció la Ilustración. Vicente Rocafuerte, político activo y presidente de la República entre 1835 y 1839, fue su personalidad más descollante. Se destacaron también las figuras del gran poeta José Joaquín de Olmedo, del periodista fray Vicente Solano y del polemista y político Pedro Moncayo y Esparza. Con el esfuerzo educacional de García Moreno, se dio impulso a la cultura, de modo que las décadas finales del siglo XIX estuvieron caracterizadas por un auge, cuyos personajes más significativos fueron Juan León Mera, ideólogo de la derecha, crítico literario, novelista pionero y autor del Himno Nacional, y Juan Montalvo, máxima figura del liberalismo, cuyas obras habrían de ser la base ideológica de la transformación. Luego del Resumen de Historia del Ecuador de Pedro Fermín Cevallos, nuestro más grande historiador, Federico González Suárez, publicó su Historia General. Además de la publicación de otras obras de historiografía, como la de Marietta de Veintemilla, se dieron también a la imprenta ensayos y poesía. Fue así como a lo largo de las décadas del siglo XIX se fue dando un tránsito del pensamiento ilustrado al pensamiento romántico, del que justamente Mera y Montalvo son importantes exponentes. 
Ya en los primeros años de la República se desarrolló el periodismo y adqurió creciente influencia en el debate político y la cultura oficial. A fines del siglo XIX se publicaban ya varios diarios, que llegaron a dominar los espacios de la incipiente opinión pública. También en la arquitectura y la plástica hubo una continuidad colonial, aunque en la pintura se destacaron varios maestros como Joaquín Pinto, que innovaron la antigua tradición religiosa con elementos costumbristas y retratos de los generales de la Independencia. En las últimas décadas del siglo comenzó a valorizarse la cultura popular, en un medio en que se mantuvieron el racismo y el discrimen. Se dieron los primeros trabajos de sistematización del quichua y de recolección de tradiciones y cantares populares, en que se destacaron Mera y Luis Cordero. 

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