La educación como agente de cambio y promotora del desarrollo

 “La neutralidad en la escuela es (un efecto social) sutil e indirecto, pues ni los profesores saben muy bien lo que hacen ni los alumnos saben muy bien lo que les están haciendo”.   John Dewey


     En este marco contextual actual en el que el desarrollo nos da la evolución o involución de nuestra humanidad, se requiere de un perfeccionamiento prioritario del proceso educativo, pues la educación puede ser a través del incremento de su calidad y pertinencia un importante factor de cambio, desde sus finalidades ideales de formadora de personas que se acerquen lo máximo a la perfección del ser humano. La función de la educación como preservadora, estabilizadora y controladora de la existente situación social permite transmitir, conservar, promover y consolidar los patrones de conducta, las ideas y valores socialmente aceptados, creándose en este proceso una cualidad superior, traducida en nuevos valores para la interpretación de nuevas realidades que construye cada generación. El proceso educativo tiene una incidencia vital en el cambio de conducta de las personas, procurando desarrollar sus máximas potencialidades. Las sociedades que busquen el desarrollo deben modernizar sus estructuras, sus procesos de producir sus valores y potenciar una educación donde prime la formación de hombres creativos, innovadores, libres, atendiendo a todos los sectores sociales. Asumir una actitud proactiva hacia su sistema educativo lleva a la sociedad a convertir la educación en agente de cambio y factor de desarrollo impulsor de una renovación de valores, normas y patrones de comportamiento, así como innovadora de las propias estructuras sociales (instituciones, economía, política), con lo cual se convierte en dinamizadora y promotora de cambios. 


    Es evidente que los cambios sociales no los origina de forma directa la educación, pero sí es ella la responsable de dotar a la sociedad de personas capacitadas para que promuevan el progreso y prepararlas para adaptarse a la vertiginosa renovación tecnológica. Son retos de la educación actual formar personas críticas, conscientes de los problemas que afectan a la sociedad y a sus miembros, con entrenamiento en técnicas de discusión y debate para criticar los propios modelos sociales en los que se les forma y proponer modelos sociales superiores. Tradicionalmente se ha considerado la educación como factor fundamental de promoción socioeconómica, pues a través de ella se acreditan conocimientos, habilidades y capacidades para el desempeño de una profesión u oficio, o sea, se capacita a la persona como productor. 

    Los estudios y la superación se convierten en fuente de reconocimiento social y de acceso a determinadas fuentes de trabajo. Una capacitación elevada, según los valores que hemos formado, es la mejor garantía de un empleo estable. La búsqueda de igualdad de oportunidades para acceder a la educación en su mayor acepción la convierte de hecho, y bajo estas motivaciones, en un agente de movilidad social y por tanto la convierte en promotora de nuevas alternativas socioeconómicas y modelos sociales diferentes. La educación es factor principal de desarrollo, a su vez que es promotora de éste. El desarrollo va de la mano de la formación de recursos humanos, por ello la educación es considerada hoy como un bien tanto de consumo como de inversión; como bien de consumo porque se da para el crecimiento personal del individuo, como inversión tratando de rentabilizar el gasto que se produce, pero con la diferencia entre éste y la inversión en bienes materiales, de que éste último se puede recuperar total o parcialmente por la venta de esos bienes, mientras que en la primera la recuperación de lo gastado es lenta y exige de la cooperación y el compromiso de la persona que es objeto de la misma. Hoy asociado a una concepción de desarrollo, debemos aceptar que la educación es tanto un bien de consumo como una inversión. Como bien de consumo las personas deben sentir satisfacción personal al margen de los beneficios económicos que esto pueda suponer y debe formar parte del concepto individual y social de calidad de vida y de beneficio social. Se debe invertir en educación esperando obtener una rentabilidad macrosocial de este gasto. Esto se da en la relación entre lo personal y lo social. Un individuo puede ser sujeto de educación buscando satisfacción personal al margen de que ello pueda suponer beneficios de carácter económico. 
    

    Al invertir en educación tanto individual como socialmente, se espera obtener rentabilidad de ese gasto. La sociedad invierte en educación porque espera obtener mayores beneficios, sean estos sociales (educación para la vida y satisfacción del individuo educado) o económico (alta producción generada por científicos, técnicos y mano de obra cualificada). Estos beneficios, al ser producidos por la persona educada, adquieren la connotación de capital humano porque se invierte en las personas para que sean más productivas y generen más beneficios que los gastos generados. En términos generales el desarrollo de las distintas sociedades genera mayor atención a la educación, pues ésta constituye factor determinante y dinamizador de prosperidad socioeconómica y es mediadora en la relación base económica-superestructura, condicionando la búsqueda de alternativas para la construcción de un modelo social adaptado a las exigencias del futuro deseable. La educación se dirige al ser humano como finalidad del desarrollo. 

    Una concepción de educación durante toda la vida es condición de un desarrollo armonioso, pleno y continuo de la persona. En la relación educación-desarrollo se presentan importantes retos del presente que sirven de base a la construcción colectiva del futuro, entre los que podemos señalar: 

  • Educación permanente.
  • Formación económica.
  • Desarrollo del espíritu creativo.
  • Formación para el autoempleo y espíritu empresarial.
  • Orientar para una formación profesional.
  • Formar de acuerdo con la realidad de cada uno pero con responsabilidad social.
  • Formar en el creciente respeto por la persona. 

    Estos retos deben contribuir a los cambios socioeconómicos y de promoción del desarrollo sostenible, al perfeccionamiento de las estructuras sociales y por tanto a una mejor adaptación a los cambios que se avecinan tal y como ha señalado la UNESCO en innumerables documentos que abordan esta problemática. La problemática de la educación del futuro para lograr un desarrollo humano más coherente que permita ampliar las opciones humanas, exige un replanteo de las formas de enseñanza y aprendizajes actuales y de los sistemas tradicionales de educación, los que deben ser diseñados de acuerdo con el enfoque prospectivo de la sociedad futura. Por ello es necesario incrementar el debate mundial sobre alternativas para la educación desde la perspectiva de sus fines, por lo que se hace necesario evaluar prospectivamente los sistemas educativos, lo que implica un análisis de cobertura, aplicación de modelos pedagógicos, financiación, gestión y la propia prospectiva. Este debate debe atravesar cada sociedad, cada país y convertirse en un debate social. 

Autor: Ing. Hernan Tenemaza
mayo 2022
TRABAJO DE POLIESTUDIOS



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